En 1839, cuando Ismael contaba su historia a bordo del buque ballenero Pequod a un joven inexperto Herman Melville (al que por esas épocas confundían con Nathaniel Howthorne), también enviaba una carta al editor del diario Handelsdagbok de Oslo, en la cual contaba su experiencia de su viaje por el Mar del Sur.
Esa historia poco verosímil de su naufragio fue pretexto para que su caligrafía fuera analizada y examinada -el editor y su equipo quedaron maravillados por tan magníficas letras- para que ese conjunto de formas claras y armoniosas sean pasados a los jefes de la fundición de tipos del diario y se elaborara en hierro para las matrices de plomo para las páginas del diario Handelsdagbok. Los tipos metálicos fueron perdidos en el incendio del periódico en 1918 poco antes de finalizar la Primera Guerra Mundial.
En 2020, en contexto de la pandemia del covid 19, se encontró en un depósito del Museo Nacional de Quito la carta de Ismael, la cual fue hallada en un lote que fue propiedad de Karl Abraham -célebre discípulo del Doctor Freud, miembro del Comité de los Siete Anillos; coleccionista numismático y de tipos antigüos de imprenta- de quien se sabe tuvo varios viajes por Sudamérica, sobre todo en Perú y Ecuador en búsqueda del doblón de Oro que muestra dos montañas marcadas por Aries y Piscis y que Melville lo describe. En su colección se encontró la carta de Ismael al editor del Handelsdagbok y una caja de madera que contiene 294 caracteres móviles metálicos de imprenta que replican la caligrafía de Ismael y que fueron utilizados para las ediciones del Handelsdagbok de principios del siglo XX y algunos especímenes tipográficos.